Inteligencia artificial, ciudadanía digital, competencias 2030, docentes digitales… ¿De qué hablaremos en el mundo de la educación durante los próximos años? ¿Cuáles serán los grandes temas que protagonizarán la agenda y el debate educativo? A continuación, compartimos nuestro pronóstico a través de las reflexiones de algunos de los expertos que han pasado por el Observatorio.
1.- La inteligencia artificial
El mundo de la inteligencia artificial está por todas partes. Por ejemplo, cuando buscas algo en internet, cuando hablas con un asistente de voz o cuando Netflix y Spotify te sugieren series, películas y canciones… no es magia ni brujería. Es inteligencia artificial. Podríamos llenar páginas y páginas con las aplicaciones infinitas de inteligencia artificial que usamos a diario en nuestro día a día o a con aquellas que, indirectamente, nos hacen la vida mucho más fácil en temas relacionados finanzas, medicina, medio ambiente…
A la vista de las grandes aplicaciones de la inteligencia artificial que ya vemos en otros sectores, las preguntas inevitables son: ¿cuáles son las contribuciones potenciales de la inteligencia artificial a la educación? ¿Puede ayudarnos a avanzar en la reducción de las desigualdades y de la brecha educativa? Si es así, ¿cómo puede hacerlo? Sobre esto versaba el informe conjunto, elaborado por ProFuturo y Unesco, en el que, además, ambas instituciones concluían los principales desafíos que deben afrontarse para mejorar la equidad y la calidad de la educación. En este mismo informe, ambas instituciones concluían los seis principales desafíos que deben afrontarse para mejorar la equidad y la calidad de la educación a través de la inteligencia artificial. Te los contamos en este post.
Centrarnos en el problema: la competencia docente
Una de las consecuencias de la introducción de la tecnología en el aula es que se han puesto de manifiesto nuevas destrezas que necesitan los docentes, no solo digitales sino sobre pedagogía digital, cómo dar clase de forma eficaz en entornos online. Para Wayne Holmes, asesor de la Unesco para temas de educación e IA, “debemos centrarnos en los problemas y no en los síntomas de los problemas. Los síntomas son que los jóvenes no reciben la educación que merecen. Pero el problema, a menudo, es que los docentes de esos sitios están poco cualificados y tienen poca experiencia y debemos trabajar para mejorar y potenciar la cualificación, la experiencia, la competencia de esas personas, de los docentes en esas aulas”.
¿Podemos hacer esto con IA? Podemos. Sin embargo, “en el mundo de la investigación, casi no se ha trabajado en formas de usar la IA para dar apoyo directo a los profesores. Solo se investiga el uso de la IA para hacer las funciones de los profesores”. Para no “dar palos de ciego” en la correcta aplicación de la tecnología en educación hay que “tener claro qué problema queremos resolver y no quedarnos en el síntoma, sino ir al núcleo del problema y desarrollar tecnología que nos permita ocuparnos de él y solucionarlo”. Si quieres saber más sobre cómo hacer un uso adecuado de la inteligencia artificial en educación en entornos vulnerables, puedes leer este post.
2.- Ciudadanía global: competencias al alza
El mundo de hoy no se parece nada al que conocimos hace 20 años. El siglo XXI ha traído grandes cambios no solo tecnológicos, sino sociales y ambientales. Para poder transitar esta nueva realidad, los niños y niñas de hoy deben aprender habilidades que, aunque no son nuevas, han adquirido un peso importantísimo en el contexto actual. Son las competencias que conforman la ciudadanía global.
¿Qué es un ciudadano global? Para Dina Buchbinder, un ciudadano global es “una persona que desde cualquier contexto es capaz de practicar valores cívicos; es consciente de los retos globales desde su comunidad; le interesa involucrarse en la solución de estos retos y desarrolla habilidades para poder contribuir y actuar para resolverlos, como individuo y colectivamente.
Para resolver esos retos, un ciudadano global tiene que desarrollar competencias y habilidades como el pensamiento crítico, la colaboración y el trabajo en equipo, el liderazgo, la alfabetización digital, la creatividad, la resolución de problemas… Para hacer esto “es fundamental sembrar esa mirada, ese accionar como ciudadanos globales, desde la infancia”. Porque la educación es el canal más efectivo y poderoso para hacer una transición realmente significativa hacia la reducción de las desigualdades en el mundo. Lo saben muy bien los niños que participan del Club 2030.
3.- Ciudadanía digital
En el Observatorio ProFuturo creemos en la importancia de desarrollar la ciudadanía digital desde la niñez, como una forma de ser y estar de manera responsable en el mundo digital.
Pero, ¿qué es la ciudadanía digital? Nos lo cuenta Marcela Momberg, profesora experta en redes sociales aplicadas a la educación: “Aunque es un concepto en permanente reconstrucción, podríamos decir que son las competencias que un ciudadano o una ciudadana tiene que tener en esta era hiperconectada para poder existir en este espacio. Eso implica competencias para discriminar la información, para comunicarse, para autocuidarse, para crear en un espacio completamente diferente, para democratizar la información. Es una suma de competencias que permiten saber qué deberes y qué derechos tenemos en un espacio que está en continua transformación”.
Saber discriminar información, saber autocuidarme y saber cómo participar y crear, son para la profesora, los pilares fundamentales que deben trabajarse desde los primeros años escolares, de manera que, cuando lleguen a su último año escolar, sean ciudadanos con competencias y habilidades desarrolladas.
¿Y cómo ayudamos a los docentes a aprender y enseñar ciudadanía digital? En relación con esto, es importante dejar muy claro que la pedagogía no puede, bajo ningún concepto, quedar supeditada a la tecnología. Hay que acompañar a los docentes y ayudarles a perder el miedo a lo digital; a comprender que, para educar en el espacio digital, deben trabajar con herramientas con las que se sientan cómodos e incorporarlas en sus diseños pedagógicos, evaluando el impacto que esas tecnologías tienen en la pedagogía.
4.- La tecnología como forma principal de combatir la brecha educativa
“La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza”. Lo dice la ONU. Sin embargo, a pesar de los avances a la hora de ampliar el acceso a la educación en las escuelas de todos los niveles, aproximadamente 260 millones de niños en todo el mundo aún siguen fuera de la escuela.
Quizás, antes de la pandemia, infravaloramos el potencial de la tecnología para acelerar el aprendizaje y hacerlo más accesible. Hoy estamos viendo todo el potencial que tiene: permite un aprendizaje diferenciado según las necesidades de cada alumno y que todos tengan acceso al aprendizaje en todo momento.” Con estas palabras, Wendy Kopp destacaba el importante papel que la tecnología puede jugar a la hora de mejorar el acceso a la educación y acelerar y mejorar el aprendizaje. Lo hacía en una charla con Magdalena Brier, directora general de ProFuturo, en la que también se refirió a la necesidad de trabajar por la igualdad educativa porque, en un mundo que se presenta con retos difíciles de resolver, “sabemos que el bienestar colectivo depende de que todos los niños tengan la educación, el apoyo y oportunidades para desarrollar habilidades que les permitan crear un futuro mejor para todos y resolver unos problemas cada vez más complejos.”
¿Cómo puede ayudar la educación digital?
Según Jacqueline Strecker, responsable de educación conectada de ACNUR, la educación digital nos ayuda a mejorar las expectativas de las personas: lo que creen que es posible. “La educación es un pasaporte para el futuro, y traer todos estos recursos digitales a estas ubicaciones nos está ayudando a cambiar, a eliminar las barreras geográficas. Trabajamos junto con las comunidades para abrir posibilidades para las generaciones venideras, para los que serán futuros líderes del mundo, y abriéndoles la puerta a esta sociedad cada vez más digitalizada. Y para ello, construir la inclusión digital y la alfabetización es clave”.
Los cinco principios del uso de EdTech para educación
Una de las preguntas fundamentales que centra el debate EdTech es cómo puede la tecnología ayudar a acabar con la brecha educativa. Y, más específicamente, cómo orientar las políticas públicas y la toma de decisiones para obtener un impacto de largo plazo en educación. En este sentido, Robert Hawkins, director global de tecnología e innovación educativa en el Banco Mundial, nos habló sobre los cinco principios básicos que todo responsable político debería tener en mente a la hora de planificar políticas públicas en esta dirección. Puedes encontrarlos en este post.
5.- Los nuevos docentes
La calidad del docente es el elemento más importante y decisivo en el aprendizaje y bienestar de niños y niñas. Lo dice el Banco Mundial y varios estudios que demuestran que la diferencia entre un maestro de mala calidad y uno excelente puede incrementar (o disminuir) el aprendizaje en varios años.
En esta era digital, el papel de los docentes es fundamental para aprovechar las ventajas que nos ofrece la tecnología de cara a reducir la brecha educativa. Hoy más que nunca, necesitamos docentes preparados que vayan mucho más allá de la mera transmisión de conocimiento a la vieja usanza. Necesitamos maestros motivados y capaces de motivar; que manejen nuevas pedagogías y sean capaces de activar en sus estudiantes las ganas de aprender apoyándose en la tecnología; que fomenten la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la empatía y la resiliencia; capaces de adaptarse rápidamente a un contexto que cambia a gran velocidad.
“La tecnología es lo fácil. Lo difícil es desarrollarse uno mismo y desarrollar la profesión docente para saber aprovechar mejor esa tecnología para que los niños saquen partido”, afirmaba Wendy Kopp en su charla con Magdalena Brier. “Debemos garantizar que todos los docentes tengan las habilidades pedagógicas, además de las tecnológicas, para ayudar al alumnado a desarrollar las destrezas, tanto académicas como socioemocionales necesarias para llegar donde quiera.”
En este sentido, y como afirmaba el emprendedor social Juan Manuel Lopera, “las necesidades de los maestros tienen varios frentes. No solo las herramientas tecnológicas, sino el acceso al contenido para planificar sus clases, curar esos contenidos para asegurarse de que está escogiendo las herramientas adecuadas, tomar métricas. Tienen que estar conectados con otros docentes, acceder a comunidades que les ayuden a depurar sus prácticas…”.
Es preciso formar a los docentes en habilidades didácticas y pedagógicas, liderazgo social y competencias digitales, convirtiéndoles en agentes de cambio en sus respectivas comunidades educativas. De esta manera, podrán liderar una formación en cascada del profesorado de sus centros educativos, generando, a través de la educación, un impacto a largo plazo en la vida de miles de niños.
Desde este Observatorio y con la selección de estas cinco claves, que no es nada casual, queremos insistir en la necesidad de una formación híbrida, sustancialmente diferente de la que ahora existe para el docente; en el enfoque global de lo educativo con la robustez del “dato enriquecido” para el seguimiento y toma de decisiones y lo competencial para la transformación de los entornos y, por último, queremos compartir un sano optimismo crítico que nos indica que ahora sí que es posible que la educación de calidad y disruptiva esté al alcance de tod@s.