Historias

Me llamo Miriam Martins y estudiar idiomas es clave en la educación

Miriam Martins

Coach educacional en Manaus (Brasil)

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«Cada vez que veo a mis alumnos orgullosos de lo que han conseguido, me motiva a superar todos los retos por ellos»

«Un libro, un bolígrafo, un niño y un profesor pueden cambiar el mundo. Así fue con Malala y así fue conmigo». Para la profesora Miriam Martins, de 43 años, trabajar en Educación fue una elección impulsada por la pasión. Y, por eso, hoy se ha convertido en una misión. «Cada vez que veo a mis alumnos orgullosos de lo que han conseguido, me motiva a superar todos los retos por ellos».

En los 20 años que ha trabajado como educadora en el sistema público del estado de Amazonas (Brasil), Miriam ha desarrollado un afecto especial por la Educación Primaria. Se especializó en la alfabetización y la lectura y abandonó su licenciatura en Ingeniería Forestal para dedicarse a la enseñanza. Hace tres años, asumió un nuevo propósito: enseñar a estudiantes que emigraron a Brasil desde otros países.

El poder de los idiomas

La Escuela Municipal Prof. Waldir Garcia, donde enseña Miriam, está situada en una zona de alta vulnerabilidad social en Manaus, Amazonas (Brasil). Atiende a 51 estudiantes procedentes de países como Venezuela y Haití. La escuela cuenta con un aula digital de ProFuturo  desde el año 2017 y, esta docente comprometida, también cree en el poder de la educación digital.

«Esta empatía con la que trabajamos repercute en la vida de los niños. Cuando un alumno confía en el profesor, aprende más. Eso es lo que me llevó a estudiar español. Entender su cultura y conectar con sus necesidades», dice.

Más que enseñar a los alumnos a leer y escribir, Miriam desarrolla habilidades como la empatía, la autonomía y el trabajo en equipo. Para ello, adapta las actividades curriculares a la realidad de la clase, fomentando la participación de todos los niños.

Impacto más allá de los muros de la escuela

Los resultados de este esfuerzo van más allá de las paredes de la escuela, en gran medida por la apertura de las actividades a la comunidad escolar.

La ingeniera informática Yenin Pernalete, madre de los alumnos Valentina (10) y Antônio (7), destaca uno de los proyectos interdisciplinarios que Miriam realizó con la clase de su hija.

«Estudiaron Historia, Lengua Portuguesa y Matemáticas en un mismo proyecto, además de aprender a trabajar en equipo y a tomar decisiones en conjunto», dice.

«¡Fue muy divertido! Además, todos querían que les enseñara español», comenta Yenin.

La familia salió de Venezuela en 2018 y en Brasil se encontró con la barrera del idioma. Para Valentina fue especialmente difícil no saber hablar portugués.

«Me preguntaba cómo podía hacer amigos si no hablaban el mismo idioma. Me cortó el corazón», cuenta su madre. Se sorprendió con las propuestas de integración de la profesora Miriam.

Con Antônio no fue diferente. Aunque el pequeño comenzó el proceso de alfabetización durante la pandemia, Yenin describe cómo Miriam siguió de cerca el trabajo desarrollado por la familia en casa. Las videollamadas eran diarias y las actividades impresas estaban especialmente diseñadas para que los niños pudieran divertirse y aprender al mismo tiempo.

«Antonio se sintió importante para el profesor. A la hora de la videollamada, se preparaba para hablar con ella. Los niños se comprometen con la profesora Miriam porque se preocupa por involucrarlos en todo el proceso», añade Yenin.

Para una educación liberadora

La profesora Miriam anima a los alumnos a celebrar comidas típicas, bailes, cuentos y canciones que contemplan la diversidad presente en cada clase. Todo ello a partir de clases y exposiciones culturales. Los proyectos incluyen actividades fuera del aula. Plantar plantones en el jardín de la escuela, utilizar el laboratorio de ciencias para estudiar los animales y las búsquedas del tesoro son algunas prácticas.

«Admiro su trabajo, la profesora Miriam es excepcional», resume Madsen Adeus. Es el padre de Stephanie (7), que nació en Brasil y trae a la escuela aportaciones de la cultura de su familia haitiana. «Se anima a mi hija a participar y por eso le encanta formar parte de esta escuela».

Los viernes, el educador organiza una reunión de la clase para discutir lo que se ha aprendido y lo que les gustaría estudiar en las siguientes lecciones. Esta práctica garantiza que todos los estudiantes se sientan escuchados.

«Quiero que mis alumnos disfruten aprendiendo. Nuestras clases están siempre orientadas a la vida cotidiana y esto hace que sigan aprendiendo también fuera de la escuela. Creo en una educación liberadora y en la responsabilidad que, como educadores, tenemos de fomentarla», concluye Miriam.

Para saber más visita: https://fundacaotelefonicavivo.org.br/noticias/educadora-aprende-segundo-idioma-para-se-aproximar-de-alunos-estrangeiros/