IA y pensamiento computacional: aliados contra la desigualdad

Uno de los grandes retos de introducir la inteligencia artificial en la educación es garantizar que no contribuyan a agrandar aún más las desigualdades sino que, más bien al contrario, ayuden a eliminarlas para que las niñas y niños de contextos vulnerables puedan prosperar en el futuro. La enseñanza del pensamiento computacional juega un papel clave a este respecto. ¿Qué hace falta tener en cuenta desde el punto de vista de las políticas públicas para priorizar ambos temas en sus agendas?

IA y pensamiento computacional: aliados contra la desigualdad

En las últimas semanas hemos escrito y hablado mucho sobre pensamiento computacional: qué es, de dónde surge y cómo incorporarlo a la educación, especialmente en aquellos contextos especialmente vulnerables donde la integración de esta forma de pensamiento puede ayudar a las niñas y niños a cambiar su futuro. El pensamiento computacional se ha convertido en una de las competencias más importantes a la hora de preparar a los ciudadanos del futuro para prosperar en una sociedad impulsada por la inteligencia artificial (Unesco y ProFuturo, 2019) y por eso los países de todo el mundo han comenzado a introducirlo en sus currículos educativos.

El segundo gran tema digital de la actualidad es complementario a lo anterior: el mundo de la inteligencia artificial que está por todas partes. Por ejemplo, cuando buscas en google y el buscador te sugiere tu búsqueda antes de que tu hayas podido casi terminar de pensarla, no es magia ni brujería. Es inteligencia artificial. También cuando hablas con algún asistente de voz; o cuando Netflix y Spotify te sugieren series, películas y canciones… Estos son algunos de los ejemplos más evidentes; pero lo cierto es que podríamos llenar páginas y páginas con las aplicaciones infinitas de inteligencia artificial que usamos a diario en nuestro día a día o a con aquellas que, indirectamente, nos hacen la vida mucho más fácil en temas relacionados finanzas, medicina, medio ambiente… En contra de lo que podría pensarse, esto no ocurre únicamente en países altamente desarrollados económica y tecnológicamente hablando. En los países menos desarrollados, la inteligencia artificial también está ya presente en muchos sectores.

Por ejemplo, en Nigeria, la plataforma Zenvus ofrece a los granjeros con información, basada en datos, con el objetivo de incrementar la productividad de sus granjas, contribuyendo así a la mitigación de la pobreza. En Kenia tienen bots que usan la inteligencia artificial para procesar y contestar preguntas sobre salud sexual y reproductiva de una forma segura y confidencial (SophieBot). En Argentina, la IA está automatizando procesos y denuncias en materia de violencia de género (Prometea). En Brasil, la IA también ayuda a encontrar personas desaparecidas usando reconocimiento facial (Maes da Sé) y, en Chile, con base en su capacidad predictiva, está apoyando la policía para anticipar dónde y cuándo podrían ocurrir delitos futuros gracias a un software desarrollado por matemáticos e ingenieros de la Universidad de Chile. Por eso, si queremos convivir armónica y eficientemente con este tipo de inteligencia debemos familiarizarnos con ella y aprender cómo piensa y cómo se comporta. Y ese es uno de los motivos fundamentales de la importancia que ha adquirido la enseñanza del pensamiento computacional en las escuelas.

A la vista de las grandes aplicaciones de la inteligencia artificial que ya vemos en otros sectores, las preguntas inevitables son: ¿cuáles son las contribuciones potenciales de la inteligencia artificial a la educación? ¿Puede esta ayudarnos a avanzar en la reducción de las desigualdades y de la brecha educativa? Si es así, ¿cómo puede hacerlo? En su informe conjunto de 2019, ProFuturo y Unesco se planteaban, además, cómo podrían los países en desarrollo con graves problemas sociales abordar la infraestructura y el contexto necesarios para el desarrollo de soluciones educativas basadas en inteligencia artificial. En este mismo informe, ambas instituciones concluían los seis principales desafíos que deben afrontarse para mejorar la equidad y la calidad de la educación a través de la inteligencia artificial. Estos son:

1.- Desarrollar una visión integral y conjunta de las políticas públicas sobre IA para el desarrollo sostenible. La complejidad de las condiciones tecnológicas necesarias para avanzar en este campo requiere la alineación de múltiples factores e instituciones. Las políticas públicas deben trabajar en asociación, a escala internacional y nacional, para crear un ecosistema de IA que sirva al desarrollo sostenible.

2.- Garantizar la inclusión y la equidad de la IA en la educación. Los países menos desarrollados corren el riesgo de sufrir nuevas brechas tecnológicas, económicas y sociales con el desarrollo de la IA. Si queremos implementar nuevas estrategias educativas que aprovechen la IA para mejorar el aprendizaje debemos abordar algunos obstáculos de inicio como la infraestructura tecnológica básica.

3.- Preparar a los maestros para enseñar con IA y preparar la IA para comprender la educación. Los maestros deben aprender nuevas habilidades digitales para usar la IA de una manera pedagógica y significativa, y los desarrolladores de IA deben aprender cómo trabajan los profesores y crear soluciones que sean sostenibles en entornos de la vida real.

4.- Desarrollar sistemas de datos inclusivos y de calidad. La calidad de los datos debería ser nuestra principal preocupación. Es fundamental desarrollar capacidades estatales para mejorar la recolección y sistematización de datos. Los desarrollos de IA deberían ser una oportunidad para aumentar la importancia de los datos en la gestión del sistema educativo.

5.- Potenciar y cuidar la ética y la transparencia en la recopilación, el uso y la difusión de datos. La IA abre muchas consideraciones éticas con respecto al acceso al sistema educativo, recomendaciones para estudiantes individuales, concentración de datos personales, responsabilidad, impacto en el trabajo, privacidad de los datos y propiedad de los algoritmos de alimentación de datos. Por lo tanto, la regulación de la IA requerirá un debate público sobre ética, responsabilidad, transparencia y seguridad.

6.- Hacer que la investigación sobre la IA en la educación sea significativa y relevante. Si bien se puede esperar razonablemente que la investigación sobre la IA en la educación aumente en los próximos años, es preciso que esta investigación esté ligada con las necesidades de estudiantes y maestros y con los efectos de la inteligencia artificial sobre el aprendizaje.

Estos asuntos deberán guiar el debate y la conversación de cara al establecimiento de políticas públicas, si queremos aprovechar el gran potencial de la inteligencia artificial para eliminar la brecha educativa y mejorar el futuro de niñas y niños en contexto vulnerables, que es donde realmente se está jugando nuestro futuro como humanidad.

 

REFERENCIAS 

Unesco y ProFuturo. (2019). Artificial Intelligence in Education: Challenges and Opportunities for Sustainable Development. UNESCO. ED-2019/WS/8. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000366994?posInSet=2&queryId=f392ff9d-f6e2-4d31-bf51-79c8368f1a70

May del Pozo, C. & Martín del Campo A.V. (3 de marzo de 2020). Cómo la inteligencia artificial está transformando realidades en América Latina. El Financiero. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/c-minds/como-la-inteligencia-artificial-esta-transformando-realidades-en-america-latina/

 

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