El gran reto de evaluar la competencia digital docente

¿Cómo evaluamos las competencias digitales de los docentes? ¿Cómo deben ser los nuevos docentes en un entorno educativo cada vez más digital? ¿Qué deben saber para poder enseñar a sus estudiantes? Algunos expertos reunidos por Fundación ProFuturo e INTEF debatieron estas cuestiones. Te avanzamos algunas de sus conclusiones.

El gran reto de evaluar la competencia digital docente

Evaluación Competencia Digital Docente_01¿Qué debe saber un docente digitalmente competente? ¿Qué habilidades y competencias debe desarrollar? ¿Cómo ayudarles a hacerlo? La evaluación de las competencias digitales de los docentes y de cómo estos las integran en sus prácticas pedagógicas es una cuestión fundamental a la hora de formar profesores capaces de ofrecer a sus alumnos una educación de calidad que responda a los retos del siglo XXI. Para hablar de su importancia y de los desafíos que plantea, la Fundación ProFuturo organizó, junto al Instituto de Formación del Profesorado (INTEF), el encuentro “Docentes digitales. La evaluación de las competencias digitales docentes como herramienta para afrontar los retos de las aulas del 2030”.

En el encuentro, que se celebró en Madrid, participaron expertos de los sectores público y privado como Alejandro Fernández de las Peñas, responsable comercial del Área Corporativa de Educación y Marketing de Fundación La Caixa; Julio Albalad, director del INTEF; David Cervera, subdirector general de Programas de Innovación y Formación del Profesorado de la Consejería de Educación, Universidades, Ciencias y Portavocía de la Comunidad de Madrid; Milada Gonçalves, responsable de Innovación y Producto de ProFuturo; Magdalena Brier, directora general de ProFuturo, y Fernando Trujillo, profesor titular de la Universidad de Granada y socio fundador de Conecta 13.

Los retos de la evaluación de la competencia digital docente

¿Cuáles son los principales retos a los que debemos hacer frente cuando hablamos de evaluación de la competencia digital docente? Fernando Trujillo enumeró algunos:

  • Es aún incipiente: cuando se analizan los desarrollos de mecanismos de evaluación, en términos del estándar ISO 16290, estamos todavía en niveles de madurez tecnológica 1 o 2. Es decir, por ahora, lo que tenemos son procesos de evaluación y de certificación basadas en cuestionarios y percepción de la competencia. Por tanto, llevar a cabo una evaluación masiva, seria y comprometida es el primer reto al que debemos enfrentarnos.
  • En constante evolución: Las competencias se desarrollan con la vida y la evaluación de la competencia digital no es distinta al proceso de evaluación de cualquier otra competencia. Por tanto, necesitaremos mecanismos de evaluación que recojan esas evaluaciones complejas.
  • Obsolescencia: el ritmo al que evoluciona la tecnología hace que las competencias digitales vinculadas a la alfabetización tecnológica queden anticuadas a gran velocidad.
  • Seguridad de los datos y privacidad: Si vamos a hacer evaluación de la competencia digital docente vamos a manejar datos sensibles del profesorado que han de ser manejados con exquisita cautela.
  • Perspectiva de género: la perspectiva de género debe estar siempre presente en cualquier factor de análisis social o educativo que queramos considerar. ¿Cómo hacer una evaluación en la que haya no solo una evaluación paritaria de los docentes si no en la que también velemos por que los resultados obtenidos ofrezcan una evaluación justa desde una perspectiva de género?
  • Procesos dirigidos a la mejora del aprendizaje: Todo este proceso, además, hay que verlo en el tiempo. No podemos hablar de evaluaciones puntuales sino de procesos de evaluación. Tenemos que hablar de procesos de certificación y del impacto que puede tener la evaluación en los resultados de aprendizaje porque sino, ¿para qué este peregrinaje? Es decir, si no conseguimos que la evaluación de la competencia digital docente genere resultados de aprendizaje más sofisticados y más complejos… ¿para qué tanto camino?
  • El principio de un camino: como hemos visto, la evaluación es una necesidad para la mejora que ha de tener unas características concretas: en principio ha de ser válida y fiable, pero también ha de ser justa, respetuosa, segura, formativa, servir para la mejora… es decir, la evaluación es solo el umbral, el comienzo de un camino.

Sobre qué hay detrás de ese umbral y cómo comenzar a dar los primeros pasos en ese camino, hablaron el resto de expertos reunidos en el coloquio.

La competencia digital: alumnos, centros y profesores

Evaluación Competencia Digital Docente_02Julio Albalad, director de INTEF, marcó clara la dirección del camino: la mejora de la competencia digital de los alumnos, para la cual formación docente y la evaluación de sus competencias digitales es una herramienta fundamental. En esta concepción, todas las acciones que realicemos en torno a este tema deben ir absolutamente ligadas a la escuela: si queremos mejorar la competencia de los alumnos y queremos mejorar la competencia de los docentes, mejoremos los centros donde trabajan.

Y para eso es preciso crear escuelas digitalmente competentes. ¿Cómo? A través del Plan Digital de Centro, que consiste en una especie de foto fija inicial que nos muestre qué relación tiene el centro con las nuevas tecnologías, con la competencia digital de los docentes, de los alumnos, cuál es la infraestructura digital con la que cuenta el centro… Y, una vez que tenemos esa foto inicial, se establecen las metas y los objetivos a alcanzar y las vías para alcanzarlas.

Formación en cascada: sed el cambio

Para David Cervera, es muy importante saber cuáles son las competencias digitales de los docentes que debemos evaluar, que son muchas y, desde luego, no deben estar únicamente centradas en lo estrictamente “tecnológico”. Porque “medir la competencia digital docente no es estrictamente saber cuánta tecnología o cuánta informática sabe un docente”. Lo que tenemos que evaluar es cómo integran la tecnología en su práctica pedagógica para fomentar la autonomía del estudiante a la hora de usar estas tecnologías para solucionar determinados problemas. Y este es el verdadero giro que deben hacer nuestros sistemas educativos.

¿Cómo hacemos esto? Usando la llamada formación en cascada, a través de la mentoría entre pares y grupos de docentes, y la compartición de información en todas las direcciones. Porque, muchas veces, la mejor actualización profesional viene de aquellos que ya tienen la experiencia, los que han pasado por problemas similares en el aula y los han superado. “Les proponemos (en la Comunidad de Madrid y en otras comunidades) que compartan experiencias para reinventarlas y volverlas a compartir”. Adicionalmente, se potencia la transformación de los centros a través de la capacitación de “líderes” para la formación de docentes en escuelas e institutos

El valor de una idea que llega a tiempo

La gran profusión de herramientas de evaluación de la competencia digital docente, surgidas, sobre todo, a partir de la pandemia de COVID-19, indica que ya hemos pasado los momentos iniciales de duda sobre si las competencias digitales iban a imponerse y a resultar útiles en educación. Hoy, según Mila Gonçalves, eso ha quedado claro. “La cuestión ahora es cómo lo hacemos para ayudar al docente a desarrollar estas competencias”. Lo primero es conocer al docente, añade Mila. Es preciso tener en cuenta que ProFuturo desarrolla su trabajo en entornos vulnerables de 40 países muy diferentes y cada uno con sus complejidades. Y es aquí donde las herramientas de autoevaluación, como la que están desarrollando en esta fundación, en colaboración con CIEB, juega un papel fundamental.

En este contexto, esta herramienta de autoevaluación pretende promover la reflexión de profesoras y profesores acerca de sus propios conocimientos y del uso que hacen de las tecnologías digitales en su práctica cotidiana, al tiempo que se estimula la autonomía del docente para su desarrollo profesional.

¿Cómo implicar a los docentes en estos procesos de evaluación?

Uno de los mayores retos de la evaluación de la competencia docente (digital o no) es hacer que los propios profesores y profesoras se acerquen motivados a esta evaluación. Porque, ¿a quién le gusta ser evaluado? En este caso, para David Cervera la clave está en el propio compromiso profesional del docente porque “Lo más importante es que se llegue a ello desde el autoconvencimiento”.

Para Mila Gonçalves es importante desarrollar “una cultura de la evaluación y el monitoreo”, que tiene que extenderse por toda la organización hasta llegar al docente. También es fundamental que el profesor “se sienta confiado y vea valor en esa evaluación. Tiene que ver que le va a resultar útil y le va a aportar algo”.

Un cambio de época

La irrupción de las TIC en la educación, solo tiene parangón con la invención de la imprenta. En palabras de Alejandro de las Peñas: “No estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época. La educación digital tiene que ver con la forma de pensar. Una forma de pensar diferente”. Estamos al principio de un largo y apasionante camino. En términos sociales, nos encontramos ante una transformación que, como hiciera la imprenta en su día, podría suponer un salto cualitativo inmenso en la democratización del acceso a una educación de calidad. Sin embargo, y como afirma Magdalena Brier, “la introducción de la tecnología no es suficiente si no va de la mano de la innovación social y de la innovación pedagógica. Y para eso, los docentes son fundamentales”. Colaborar en su desarrollo competencial digital, con una evaluación para la metacognición, para la mejora real de su expertise pedagógico y didáctico es fundamental para que se conviertan en líderes de un cambio “que debemos hacer entre todos”.

Si quieres saber más cosas sobre evaluación de competencias digitales docentes, te recomendamos que no te pierdas el vídeo completo del debate.

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