Evaluación 3.0: ¿Evaluamos el pensamiento computacional?

Evaluación, examen, test… todos evocamos estas palabras con cierto temor y mucha tensión. Y no debería ser así. Con un poco de suerte y mucho trabajo, las generaciones futuras no tendrán que afrontar las evaluaciones escolares de la misma manera que nosotros lo hicimos. Porque, al igual que ya no nos desplazamos en carromato ni nos alumbramos a la luz de un candil, no podemos seguir evaluando a nuestros estudiantes de la misma manera que lo hacíamos hace 100 años. Aquí ofrecemos algunas pautas sobre cómo evaluar los aprendizajes de pensamiento computacional, a la luz de las nuevas tendencias evaluativas.

Evaluación 3.0: ¿Evaluamos el pensamiento computacional?

Sabemos que la evaluación de los aprendizajes es uno de los elementos más importantes del proceso educativo. La evaluación (la buena evaluación) debe ir más allá de la mera constatación de la adquisición de conocimientos. Debe ser el motor mismo del aprendizaje: un instrumento al servicio de docentes y alumnos que les permita construir y adueñarse del proceso educativo. Qué aprender y cómo aprenderlo.

Es cierto que, durante los últimos años, el mundo de la educación está girando progresivamente para adaptarse a la sociedad de los nuevos tiempos. Así, vemos cómo las metodologías de enseñanza están cambiando y se hacen mucho más activas y relevantes para el estudiante; cómo este está empezando a ser el centro de la educación, y cómo los recursos educativos han dado un vuelco gracias a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Sin embargo, las prácticas evaluativas siguen siendo bastante tradicionales y poco permeables a las innovaciones que se están produciendo en el ámbito educativo. Así las cosas, la pregunta inevitable es ¿cómo evaluar las nuevas formas de enseñar y de aprender en la era digital? ¿Qué debemos medir? ¿Cómo hacer que la evaluación se convierta en ese instrumento formador que debe ser y del que aprendemos tanto o más que en el resto de etapas del proceso formativo?

En el blog especializado en Revoluación, nos ofrecen algunos consejos para promover el aprendizaje desde la evaluación: para ello es fundamental que sea un proceso transparente y participativo en todo momento. Esto significa que, antes de la evaluación, los estudiantes deben entender cuáles son las metas del aprendizaje, qué tipo de evaluación va a usarse para valorar si se han logrado esas metas y qué criterios van a usarse para evaluar su trabajo; y después, deben tener un claro feedback de cómo lo han hecho y cómo pueden hacerlo en futuras ocasiones para mejorar. El profesor también puede aprender de la evaluación si la analiza y estudia los resultados para detectar posibles fallos y cuáles son las fortalezas y debilidades de cada alumno.

Teniendo todos estos factores en cuenta, ¿cómo abordar la evaluación en una propuesta pedagógica de pensamiento computacional? ¿Qué medimos? ¿Con qué instrumentos y estrategias? ¿Cómo llevar a cabo una evaluación formativa? Las estrategias evaluativas del pensamiento computacional en educación son un área de conocimiento que aún no está muy desarrollada. Sin embargo, basándonos en la experiencia de ProFuturo, hemos extraído algunas pautas sobre cómo evaluar convenientemente esta nueva propuesta educativa que cada vez está más presente en los sistemas de enseñanza de todo el mundo.

  1. Evaluación previa.- El grado de expertise de los maestros y la infraestructura de los centros varía mucho en función de diferentes factores. Por eso es muy recomendable, llevar a cabo un autodiagnóstico inicial que ayude a los docentes a elegir las experiencias de aprendizaje que mejor se ajusten a su contexto educativo, en función de la edad de su alumnado, su estilo de docencia, los recursos disponibles, etc.
  2. Evaluación de competencias clara, sencilla y medible.- Cada una de las experiencias realizadas debe tener bien definidos los procesos y competencias en juego; y estos, a su vez, deben llevar asociados una serie de criterios e indicadores de logro. Así, es posible evaluar si se han conseguido o no empleando una referencia clara y sencilla.
  3. Rúbricas.- Igualmente, es conveniente que el producto final correspondiente a cada experiencia tenga una rúbrica que ayude, tanto al alumnado como al profesorado, a realizar la evaluación del mismo. Esta rúbrica debe estar disponible durante todo el proceso de creación del producto final, de manera que sirva de referencia continua.
  4. Metacognición.- El pensamiento computacional resulta especialmente adecuado para desarrollar la metacognición, es decir, el conocimiento sobre nuestros propios procesos cognitivos (una habilidad muy útil para todos los aspectos de la vida). Con el objetivo de fomentar el desarrollo de la metacognición, es conveniente incorporar, en cada experiencia, cuestionarios que sirvan al estudiante analizar y ser consciente de los procesos de metacognición que esta experiencia involucra.
  5. Evaluar la propia experiencia.- Diseñar cuestionarios para recoger la satisfacción del alumnado en relación a cada experiencia de aprendizaje nos ayudará a mejorarlas y nos permitirá abordar  mejoras a los itinerarios en el futuro.

Estas son solo algunas ideas basadas en una experiencia concreta, pero pueden y deben enriquecerse con las aportaciones de todos los implicados. El pensamiento computacional lleva ya unos años en el centro de las miradas pero no ha sucedido lo mismo con sus procesos de evaluación. Es hora de abrir el debate.

REFERENCIAS

Cabrera Rodríguez, F. (2020). Si no cambiamos nuestra lógica evaluativa poco cambiaremos en Educación. Asociación Educación Abierta. https://educacionabierta.org/si-no-cambiamos-nuestra-logica-evaluativa-poco-cambiaremos-en-educacion/

Cortés de las Heras, J. (23 de septiembre, 2017). Tres pasos para promover el aprendizaje desde su evaluación. Revoluación. http://revoluacion.blogspot.com/2017/09/tres-pasos-para-promover-el-aprendizaje.html

 

 

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