PRISA: recuperando el aprendizaje perdido

El cierre prolongado de las escuelas durante la pandemia trajo consecuencias devastadoras para los sistemas educativos de todo el mundo. En Panamá, su Ministerio de Educación, en colaboración con SUMMA, puso en marcha PRISA, un programa centrado en el apoyo a docentes y estudiantes para la recuperación del aprendizaje perdido. En este artículo te contamos cómo se fraguó y cuáles han sido sus retos y resultados.

PRISA: recuperando el aprendizaje perdido

Como ya sabemos y hemos dicho hasta la saciedad, la expansión de la pandemia de COVID-19 supuso una crisis inédita de los sistemas educativos a nivel mundial, con efectos significativos en el aprendizaje de los estudiantes. El cierre prolongado de las escuelas durante los cursos 2020-2022 profundizó las brechas educativas y evidenció las barreras que aún persisten en cuanto a conectividad, competencias digitales y acceso a contenidos de calidad. Así lo demuestran los resultados del Informe de sobre la educación en el mundo (GEM, 2023) y el estudio “La tecnología, ¿una tragedia para la educación?” (Unesco, 2023), a los que hemos referido anteriormente en este Observatorio.

Conscientes de la urgencia de abordar estos desafíos educativos, los gobiernos han implementado programas estratégicos de recuperación de aprendizajes para que ningún estudiante quede atrás. Estos esfuerzos no solo han atendido al cierre de las brechas académicas, sino que también han promovido un abordaje integral de las necesidades de las comunidades escolares, y también han sentado las bases para comenzar a articular sistemas educativos más resilientes y preparados para los desafíos de hoy y del futuro.

En este artículo, indagamos en la experiencia del Programa de recuperación integral y socioemocional de aprendizajes (PRISA), una iniciativa desarrollada por SUMMA y el Ministerio de Educación de Panamá (MEDUCA) para acompañar el regreso a las clases presenciales mediante la implementación de un enfoque basado en la evidencia y el fortalecimiento de capacidades locales.

PRISA: Un programa integral para el sistema educativo panameño

Panamá se vio afectado por uno de los cierres más prolongados, retomando la actividad presencial en marzo de 2022 dos años después de iniciada la pandemia. En relación a esto, Andrea Lagos, coordinadora de formación docente de SUMMA, comenta: “Si bien se intentó resguardar el derecho a la educación y la continuidad educativa durante la crisis, ningún sistema estaba preparado para enfrentar una pandemia.” En efecto, el cierre de los centros escolares agudizó las brechas educativas basales, acentuó las desigualdades de acceso a la enseñanza y aumentó la deserción escolar, entre otras consecuencias.

Ante la necesidad urgente de acompañar a docentes y estudiantes en este proceso, el Ministerio de Educación de Panamá (MEDUCA) planteó esta situación al Consejo Asesor de Políticas Educativas de SUMMA, órgano que reúne a representantes de los ministerios de educación de América Latina. “En ese momento, todos los informes daban cuenta de la incertidumbre que supondría el retorno a la presencialidad de las escuelas”, señala Lagos. “Por eso, con la generación de esta alianza, comenzamos a diseñar un programa que aspirara a ser una política nacional para la recuperación de aprendizajes. Realizamos un diagnóstico sobre el estado de las escuelas en Panamá, así como también de las soluciones implementadas en la región durante la pandemia. Este levantamiento de información nos permitió reconocer las características que debía tener el proyecto y la necesidad de movilizar prácticas efectivas a las aulas”.

PRISA PanamáEl Programa de Recuperación Integral y Socioemocional de Aprendizajes (PRISA) brindó apoyó a docentes y escuelas en el proceso de retorno a clases presenciales, mediante la entrega de herramientas para mejorar la toma de decisiones pedagógicas y con una oferta de formación profesional basada en prácticas efectivas. Para ello, se creó un ecosistema virtual con cuatro guías sobre prácticas efectivas priorizadas por Panamá: retroalimentación formativa, comprensión lectora, aprendizaje colaborativo y aprendizaje socioemocional. Estas guías ofrecen orientaciones pedagógicas para que los profesores las implementen en sus aulas. Además, se pusieron a disposición de los centros educativos recursos como el Mapa de innovaciones y programas efectivos y la Plataforma de prácticas educativas efectivas, herramientas de SUMMA que sistematizan evidencia sobre las intervenciones escolares.

Sobre la creación de estos recursos, Lagos señala: “PRISA es un programa de recuperación integral de aprendizajes porque las competencias y habilidades que promueve son transversales y pueden ser implementadas en todos los niveles educativos, aunque nuestro foco fue la educación primaria. A partir de la evidencia seleccionamos cuatro prácticas efectivas, estrategias que tienen un impacto significativo en la trayectoria educativa de los estudiantes si son aplicadas de manera sistemática en el aula como principios pedagógicos”. La difusión del programa en el sistema panameño ha sido muy exitosa. Durante el periodo 2022-2023, la plataforma recibió más de 23.000 visitas y cerca de 45.000 descargas de los contenidos.

El Programa de Recuperación Integral y Socioemocional de Aprendizajes (PRISA) brindó apoyó a docentes y escuelas en el proceso de retorno a clases presenciales, mediante la entrega de herramientas para mejorar la toma de decisiones pedagógicas y con una oferta de formación profesional basada en prácticas efectivas.

Los desafíos de una formación docente mediada por tecnología

Junto con el ecosistema web, se creó un seminario de formación docente en línea, cuyo foco fue entregar herramientas para enfrentar la recuperación de los aprendizajes, y en el que participaron profesores, directores de centro y supervisores regionales. El diseño de este curso, según Andrea Lagos, se sustenta en tres pilares: “Primero, el concepto ‘sistema territorial de innovación’ que hace referencia a la coordinación de todos los actores implicados en el proceso de formación (docentes, directores y supervisores), no es aislado, sino colectivo. Segundo, el uso de las prácticas efectivas no solo como contenido sino también como una excusa para construir conocimiento en conjunto. Tercero, este programa se centra en la escuela y busca analizar y reflexionar sobre las acciones y los alcances de lo que está ocurriendo en los centros, es decir, en la práctica educativa de los propios equipos”.

En este sentido, el curso ofrece un marco de referencia para pensar la innovación pedagógica y desarrollar un proyecto de mejoramiento educativo basado en prácticas efectivas. Sobre la estructura de la formación, Lagos indica: “Cuando diseñamos la experiencia virtual, la evidencia nos decía que la tasa de abandono en este tipo de cursos es altísima. Por eso, introdujimos el elemento de las comunidades virtuales de aprendizaje. Los participantes se encontraban en el entorno virtual con sus colegas, con el director de su centro, con su supervisor zonal. Se buscaba promover un aprendizaje colectivo de las prácticas efectivas, directamente relacionado con la práctica diaria de los centros”.

La implementación de la primera versión del curso se realizó con los equipos docentes de la Provincia de Chiquirí (zona urbana) y la Comarca de Ngäbe-Buglé Nedrini (región indígena), y tuvo una tasa de actividad del 77% (personas inscritas que ingresaron a la plataforma). De estos, un 80% fue certificado, lo que constituye un porcentaje significativo de profesionales capacitados.

Sin embargo, el curso también presentó diversos desafíos en torno al uso de tecnología. “El sistema panameño ha transitado hacia el uso de tecnología de manera poco articulada. Algunos docentes pasaron abruptamente desde el módulo en papel y la capacitación presencial a una formación completamente en línea. Por eso, existía cierta resistencia sobre el uso de la plataforma como un medio de formación útil”. Aunque MEDUCA ha impulsado el uso de sus plataformas institucionales como herramienta para la formación continua de docentes, la conectividad es un componente fundamental para un debido funcionamiento de las estrategias. Lagos reconoce estas limitaciones: “La tecnología tiene la potencialidad de favorecer una educación personalizada y permitirnos llegar a un gran número de personas, pero para ello es necesario resguardar las condiciones estructurales básicas que permitan un debido acceso, sobre todo en regiones rurales que tienen una conexión inestable”.

Junto a esto, el desarrollo de competencias digitales es un reto transversal para apoyar la formación del profesorado en este tipo de experiencias mediadas por la virtualidad. “El cuerpo docente con el que trabajamos tiene una media de edad bastante elevada. Muchos docentes estaban cerca de jubilarse. Eso significa que no son nativos digitales. Identificamos que muchas de las barreras para el funcionamiento del curso estaban en el ingreso a la plataforma y en el registro de las actividades. Si bien el diseño original era autodirigido, incorporamos un sistema de soporte y acompañamiento para orientar la navegación dentro de la plataforma. Es muy difícil llevar a los docentes una formación virtual cuando no han experimentado formaciones de esta naturaleza. En este sentido, creo que contribuimos a entregar valor profesional a estas instancias de aprendizaje”, destaca Lagos.

Estos desafíos evidencian la necesidad de acompañar la implementación de las tecnologías educativas, con la facilitación de una transición efectiva para los educadores y garantías de un acceso equitativo a la formación en entornos virtuales.

Además de su enfoque en la formación docente, esta experiencia apuntó al desarrollo de capacidades permanentes en el sistema educativo público.

Avanzando hacia la instalación de una política educativa

Además de su enfoque en la formación docente, esta experiencia apuntó al desarrollo de capacidades permanentes en el sistema educativo público. El trabajo colaborativo entre SUMMA y MEDUCA permitió el diseño de una estrategia para la implementación efectiva del programa a nivel local en los diversos territorios del país. “Este es un programa que tiene dimensiones variadas y que, por lo tanto, involucra diferentes niveles del sistema educativo. Probamos una arquitectura de política pública que tuviese en consideración estas capas, una estructura que permitiera posicionar el programa y facilitar su implementación en todas las regiones del país. Este ha sido un trabajo de ‘ida y vuelta’ porque se debe resguardar la coherencia interna con otros dispositivos ministeriales e involucrar activamente a todos los actores necesarios para su éxito”, señala Lagos.

Este desafío ha permitido el levantamiento de un espacio de investigación para fortalecer la implementación de programas educativos. Lagos señala que este proceso ha generado nuevas interrogantes: “Indagando sobre el impacto del programa, descubrimos que una pieza clave son los supervisores. Ellos tienen a cargo escuelas, las acompañan, las inspeccionan, y son grandes posicionadores de las políticas educativas en las comunidades. Su rol nos entregó ciertas pistas sobre qué es lo que se necesita para incorporar programas de manera efectiva. Continuando nuestra colaboración con MEDUCA, estamos realizando un diagnóstico nacional sobre la labor supervisora, que nos permita comprender con mayor profundidad su rol en este diálogo entre política y escuela. Este estudio nos ayudará no solo a definir y actualizar las competencias necesarias para el trabajo de supervisión, sino que también nos permitirá identificar los aspectos clave que favorecerían la escalabilidad de un programa como PRISA en el sistema educativo de Panamá”.

Para conocer más información sobre PRISA, puedes visitar la web de SUMMA.

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