Ir a la escuela no es, necesariamente, sinónimo de aprender. UNICEF estima que 617 millones de niñas, niños y adolescentes en todo el mundo no alcanzan los niveles de competencia mínima en Lectura y Matemáticas, a pesar de que dos terceras partes de ellos asisten a la escuela. En América Latina y el Caribe, según UNESCO, el 60% de los niños de sexto grado de primaria no alcanza estos niveles. Para complicar aún más esta situación, el cierre de escuelas provocado por la crisis sanitaria del COVID-19 aumentó el riesgo de abandono, la exclusión educativa y la pérdida de aprendizajes (BID, 2022).
Por supuesto, los datos nos dicen que fueron las poblaciones más vulnerables quienes resultaron más afectadas por estas pérdidas de aprendizajes (BID, 2022). Las crecientes brechas educativas entre estudiantes aventajados, aquellos con acceso a recursos digitales, o que han logrado asistir a la escuela de forma presencial muestran la importancia y sobre todo la urgencia del reto.
En este contexto, las tutorías remotas se presentan como una alternativa costo-efectiva para mejorar los aprendizajes de los estudiantes y para que estos, independientemente de la región, los ingresos o la conectividad del área en la que residen, tengan acceso a los conocimientos básicos correspondientes a su nivel de estudios.
La tutoría es una estrategia de intervención educativa que posibilita el acompañamiento de los estudiantes, a partir de una interacción directa, regular y sostenida en el tiempo, entre ellos y un tutor que posibilite la construcción de conocimientos de forma reflexiva (Díaz et al., 1999 y Roscoe y Chi, 2008 citados en BID, 2022).
¿Cuáles son las ventajas que presenta esta dinámica de trabajo? ¿Cómo podemos asegurar su calidad? ¿Cuáles son los desafíos que presenta su implementación? Para charlar sobre estos temas, la división de educación del Banco Interamericano de Desarrollo organizó un debate con la presencia de varios expertos en la materia. En este artículo resumimos algunas de sus intervenciones.
¿Por qué?
¿Cuáles son las razones para considerar la aplicación y la implementación de esta herramienta en los sistemas educativos de los países vulnerables? Existen varios motivos que exponemos a continuación:
Un contexto marcado por la desigualdad. Las grandes desigualdades educativas, en términos de calidad y acceso, que ya existían antes de la pandemia en los países con menos recursos, se han exacerbado después de la crisis sanitaria que llevó al cierre de las escuelas (en la región de América Latina y el Caribe sufrieron los cierres más largos del mundo) y a unas enormes pérdidas de aprendizaje, especialmente en los estudiantes más vulnerables. Por ejemplo, en la región de ALC, ocho de cada 10 niñas y niños de educación primaria no cuentan con las habilidades mínimas que se espera que logren al finalizar esta etapa escolar (este número es de dos de cada 10 en los países de la OCDE e incluso de uno de cada 10 en algunos países asiáticos). Además, sabemos que existen brechas “digitales” tecnológicas importantísimas en la región: por ejemplo, tenemos una diferencia de más de 60 puntos porcentuales en el acceso y uso de computadoras entre hogares favorecidos y hogares vulnerables, donde menos del 30% tienen acceso a estas computadoras.
Son flexibles. Las tutorías remotas son herramientas flexibles que pueden adaptarse al contexto específico y a las prioridades de cada gobierno en los diferentes países en los que se implementa. Su flexibilidad se extiende al marco al que se aplica (primaria o secundaria); a la temática (habilidades cognitivas o socioemocionales); al perfil del tutor (en algunos casos son voluntarios, en otros son docentes y, en otros, una mezcla de ambos), y a la modalidad de prestación (en algunos casos, se utiliza el teléfono o la mensajería SMS y, en otros, se usan las tutorías en línea).
Permiten la personalización de los aprendizajes. Las tutorías remotas permiten dirigir la instrucción en función del nivel de los estudiantes, en lugar de en función del curso. Esta es una de las ventajas fundamentales para Noam Angrist, director ejecutivo y cofundador de Youth Impact, organización que ha implementado tutorías remotas en algunos países de África y Asia. Así, se puede agrupar a los estudiantes en función de lo que cada uno necesita aprender o reforzar y enfocar las tutorías en función de eso.
Llegan a donde nadie más llega. Otra gran ventaja de este tipo de tutorías, según Michela Carlana, profesora adjunta de Políticas Públicas en la Kennedy School de Harvard y cofundadora de TOP (Tutoring Online Project), es que “son capaces de alcanzar a aquellos estudiantes a los que es muy difícil llegar” (los que, por ejemplo, habitan en zonas remotas de difícil acceso o los que no pueden asistir a la escuela a diario por diversos motivos).
Son muy costoefectivas. Las tutorías remotas arrojan resultados positivos muy significativos, tanto en el área académica o cognitiva, como en otros aspectos relacionados, por ejemplo, con las habilidades socioemocionales o de salud mental. Por ejemplo, según Angrist, “la evidencia muestra cómo algunas intervenciones en Botsuana produjeron mejoras en los aprendizajes equivalentes a un año de instrucción, con tan solo 100 dólares gastados por niño”. Michela Carlana también afirmó que “Las evaluaciones de intervenciones en Italia mostraron que las tutorías remotas tenían una influencia muy positiva en las puntuaciones de las pruebas estandarizadas como PISA, con una equivalencia también de un año de aprendizaje, con un costo de 50 dólares por alumno”.
Más allá de las habilidades cognitivas. Pero más allá de estos progresos sustanciales en las habilidades cognitivas, las tutorías remotas también proporcionan a los estudiantes mejoras importantes en términos de bienestar. En este sentido, según Carlana, “Las evaluaciones de estas intervenciones han mostrado evidencia de disminución de la depresión e incremento de la felicidad”. En el caso de niñas y niños en situación de vulnerabilidad, “el poder interactuar con un tutor cualificado les ayuda a mantenerse conectados con el sistema escolar y aumenta su ‘nivel aspiracional’, les ayuda a no dejar la escuela. Incluso cuando provienen de una gran situación de desventaja”. Por último, la evidencia también dice que “les ayuda a tener un método de estudio, aumenta su locus de control y mejora su habilidad para terminar tareas”.
¿Cómo?
Establecidas las ventajas de esta modalidad de intervención para reducir las brechas de aprendizaje, es importante establecer cuáles son las características que deben darse para que estas tutorías funcionen adecuadamente produciendo los efectos beneficiosos de los que hemos hablado. ¿Cómo podemos asegurar su calidad y funcionamiento?
Es crítico hacerlo a través de las escuelas. Todos los expertos coinciden. Es imprescindible trabajar junto a las escuelas, afirma Susanna Loeb, fundadora del National Student Support Accelerator del Instituto Annenberg de la Universidad de Brown. “La tutoría debe estar perfectamente integrada dentro del programa escolar para crear un acceso equitativo y coherente en coordinación con los esfuerzos de la escuela”. Por su parte, Lucas Gortázar, director de educación de EsadeEcPol y responsable del programa español Menttores, añade que “Si los equipos directivos no comprenden bien el propósito de esta herramienta, no lo van a transmitir bien a sus docentes ni tampoco a las familias”, que también deben estar informadas y comprometidas con las tutorías.
El enfoque pedagógico. También es importante tener en cuenta el enfoque pedagógico de las tutorías. Lo explica Michela Carlana: “No se trata de llevar a cabo las tutorías y ya. Debe haber un equipo de expertos pedagógicos detrás del diseño de estas tutorías. Un equipo pedagógico en cada país y con conocimientos específicos de cada contexto, para apoyar a los tutores en cada desafío que les surja mientras ‘tutorizan’ a sus estudiantes”. De la misma manera, no se trata solo de tecnología. Según Noam Angrist “El enfoque pedagógico va a ser siempre lo primero. Muchas veces pretendemos que la tecnología sea la solución para todo pero necesitamos la plataforma y la pedagogía. La tecnología puede ser online o un software o un teléfono, pero siempre vas a necesitar la pedagogía: la instrucción tiene que ser dirigida”.
Llegar a los estudiantes de la forma correcta. El tipo de tecnología que se va a utilizar es una cuestión clave para el éxito del programa y aquí hay que tener en cuenta que no se trata solo de “enseñar al nivel adecuado”, como hemos mencionado antes, sino de “llegar a los estudiantes de la forma correcta”. Para Noam Angrist, “Aunque esto puede parecer obvio, muy frecuentemente se nos escapa y no se tiene en cuenta. Hay algunos contextos donde existe acceso y conectividad y el online puede funcionar muy bien. Pero existen otros entornos donde no existe ese acceso y, entonces, debemos recurrir a otras tecnologías como el teléfono”. En países de bajo ingreso, el 80% de los estudiantes tienen acceso a un teléfono (y esto también es tecnología).
Formación adecuada de los tutores. Susanna Loeb explica que “Una de las cosas más interesantes que ha salido a la luz en los estudios sobre tutorías es que hay muchas personas que pueden ser docentes eficaces, siempre que cuenten con el apoyo, la formación y los materiales adecuados”. Por ejemplo, es importante dotarles con una buena formación sobe estrategias de aula, de planificación didáctica, de cómo involucrar a los alumnos en una dimensión online, sobre el trabajo socioemocional… En entornos vulnerables, añade Carlana, “Es, además, esencial la formación para enfrentarse a un alumnado con rentas muy bajas y retos mayúsculos en el hogar”.
Desafíos de implementación desde la política pública
¿Cuáles son los retos y los desafíos, desde la política pública, a la hora de implementar este tipo de programas e intervenciones? Sobre este tema hablaron dos autoridades públicas de entidades gubernamentales que están implementando estos programas en sus sistemas educativos: Lucía Feced, subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, y Gonzalo García Pérez, subsecretario de Educación Básica del Estado de Guanajuato, en México.
La complementariedad con el sistema educativo. Esto es: cómo reaccionan los docentes, cómo reaccionan las escuelas en la medida en la que se sienten (o no) parte de este sistema como un complemento a lo que sucede en la escuela pero en diálogo con ellos. Y, como mencionábamos antes, en este sentido es fundamental que estos programas se implementen con la colaboración y la participación de las escuelas y las autoridades escolares y educativas. Es posible y necesario establecer una construcción positiva, en la que nadie se vea amenazado en su rol y donde se perciba que esto es una herramienta que ayuda a la tarea eminentemente educativa de la escuela.
La identificación del destinatario. En muchas ocasiones, la dificultad de acceso tiene que ver con las condiciones de accesibilidad externas (conectividad, disponibilidad de dispositivos…), pero otras veces tiene que ver con la mera identificación de los estudiantes que necesitan la tutoría: saber quién lo necesita y cómo lo necesita, que, al final, es uno de los intereses principales de una política pública.
El compromiso de las familias. La comunidad educativa debe concebirse como un encuentro entre la escuela, el estudiante y su familia, especialmente en estas propuestas que suelen darse fuera del horario escolar y en las que el mediador entre el tutor y el estudiante se encuentra, habitualmente, dentro del núcleo familiar (suelen ser la madre o el padre, aunque también puede ser algún hermano mayor u otro miembro de la familia). Es necesario involucrar a las familias más allá de la intervención directa, dejando “instalada” cierta capacidad entre sus miembros para que estos sigan acompañando a sus hijos en el proceso de aprendizaje una vez que las tutorías hayan finalizado.
La disposición de tiempo de las familias: en entornos vulnerables, es habitual que las tutorías se desarrollen a través de un teléfono celular, que suele ser el del padre o la madre, ya que los estudiantes no disponen de uno propio. Esto plantea un desafío relacionado con la disponibilidad de tiempo de los progenitores que pueden estar trabajando o retrasarse en su llegada a casa, cuando el niño o la niña necesiten el teléfono para su tutoría.
Aquí puedes ver el vídeo completo de este panel:
REFERENCIAS
BID. (2022). Tutorías remotas para acelerar aprendizajes. Banco Interamericano de Desarrollo. Washington D.C.
BID. (17 de mayo, 2022). ¿Cómo acelerar aprendizajes en la región? Tutorías remotas como herramientas costo-efectivas. [Archivo de vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=TvtjSVJWYiA
Carlana, M. y La Ferrara, E. (2021). Apart but Connected: Online Tutoring and Student Outcomes during the COVID-19 Pandemic. HKS Working Paper No. RWP21-001. http://dx.- doi.org/10.2139/ssrn.3777556
Redes de Tutoría (s.f.). La relación tutora. https://redesdetutoria.com/la-relacion-tutora/