El liderazgo escolar y su impacto indiscutible en la calidad de la educación

¿Qué dice la evidencia empírica sobre el liderazgo escolar de éxito? Os contamos siete verdades sobre el liderazgo escolar, todas ellas apoyadas en pruebas empíricas bastante sólidas que también desgranamos en nuestro artículo.

El liderazgo escolar y su impacto indiscutible en la calidad de la educación

Liderazgo escolarEl liderazgo escolar juega un papel crucial en la mejora y el mantenimiento de la calidad de la educación, e influye significativamente en el rendimiento académico de los estudiantes y en el desarrollo profesional de los docentes. Los líderes escolares tienen la responsabilidad de establecer la visión y las metas, promover la colaboración y fomentar un clima escolar que apoye el aprendizaje académico y social. También es imprescindible para transformar la educación y acabar con las desigualdades educativas.

En el año 2018, tres expertos en diferentes ámbitos del liderazgo educativo, Kenneth Leithwood, Alma Harris, y David Hopkins, realizaron una amplia investigación sobre la evidencia científica relacionada con este aspecto tan importante para la mejora de la calidad educativa y los resultados de los estudiantes.  Su análisis tenía como objetivo proporcionar una base empírica sólida que pudiera guiar a los líderes escolares, presentes y futuros, así como identificar lagunas en la evidencia para orientar futuras investigaciones. Los resultados de su estudio, basados en una revisión exhaustiva de la literatura existente, análisis de estudios de caso y datos empíricos recogidos a través de diversas metodologías, se plasmaron en un amplio informe que quedó resumido en el artículo Seven Strong Claims about Successful School Leadership. Éste profundiza en siete afirmaciones fundamentales sobre el liderazgo escolar, utilizando datos y evidencia científica para ofrecer una comprensión más rica y detallada de cada afirmación. Nuestro post resume esas siete afirmaciones.

Los líderes escolares tienen la responsabilidad de establecer la visión y las metas, promover la colaboración y fomentar un clima escolar que apoye el aprendizaje académico y social.

Influencia del liderazgo en el aprendizaje

El liderazgo escolar es el segundo factor que más influye en el aprendizaje de los alumnos, después de la enseñanza en el aula. Esta afirmación se sustenta, entre otros, en estudios cuantitativos a gran escala que concluyen que el liderazgo escolar tiene efectos directos e indirectos en los resultados de los alumnos, que, aunque modestos, son significativos educativamente, y explican un 5-7% de las diferencias en el aprendizaje y rendimiento de los alumnos entre escuelas​​. Además, un meta-análisis identificó 21 responsabilidades de liderazgo con correlaciones positivas con el rendimiento de los alumnos, sugiriendo que mejorar en estas responsabilidades podría aumentar los puntajes de los exámenes de los alumnos en un 10%​​.

Las prácticas básicas de los líderes exitosos

Casi todos los líderes de éxito recurren al mismo repertorio de prácticas básicas de liderazgo. La mayoría de los líderes exitosos siguen prácticas de liderazgo fundamentales, basadas en estudios que muestran la importancia de entender estas prácticas para desarrollar el liderazgo. Estas prácticas buscan mejorar el rendimiento de los empleados, influenciado por sus creencias, motivaciones y el ambiente de trabajo. En el ámbito educativo, el liderazgo efectivo se centra en elevar el rendimiento de los docentes, vital para el aprendizaje de los estudiantes, mediante prácticas que abordan tanto aspectos personales como observables del trabajo.

Se destacan cuatro grupos de cualidades y prácticas clave para este fin: 1) Establecer una visión común que motive mediante metas de grupo; 2) Conocer y desarrollar al personal para que apliquen sus conocimientos y habilidades de forma constante; 3) Mejorar el entorno laboral para favorecer el trabajo de los docentes; y 4) Administrar el programa educativo buscando dar estabilidad y apoyo a la enseñanza. Aunque estas prácticas no se usan siempre de la misma manera, orientan a los líderes actuales y futuros, proporcionando un esquema para mejorar el liderazgo.

Estrategias de adaptación al contexto

Las formas en que los líderes aplican estas prácticas básicas de liderazgo (no las prácticas en sí) demuestran capacidad de respuesta a los contextos en los que trabajan, en lugar de estar dictadas por ellos. Aunque hay quienes piensan que el contexto lo determina todo, las investigaciones indican que los líderes efectivos se adaptan al entorno sin cambiar radicalmente sus prácticas en cada situación. En lugar de ello, ajustan cómo usan las prácticas básicas de liderazgo (las explicadas en el punto anterior), según las necesidades del momento. Los autores encontraron evidencia para apoyar esta afirmación en la forma en la que se ejerce el liderazgo de escuelas “bajo medidas especiales” del Reino Unido (escuelas identificadas por los organismos oficiales como escuelas que no proporcionan un nivel aceptable de educación). En estas escuelas, se observaron diferencias en la aplicación de los cuatro conjuntos de prácticas de liderazgo exitoso para adaptarlas al contexto, pero sin cambiar las prácticas.

Influencia indirecta de directoras y directores

Los directores de centros mejoran la enseñanza y el aprendizaje de forma indirecta y, sobre todo, a través de su influencia en la motivación, el compromiso y las condiciones de trabajo del personal. Las evidencias indican que, aunque su contribución directa a las capacidades del personal es modesta, ejercen una influencia significativa en aspectos como la motivación y las percepciones sobre el apoyo en el entorno de trabajo. Investigaciones en Inglaterra y Estados Unidos confirman que la efectividad del liderazgo se manifiesta más en mejorar las creencias del profesorado sobre sus condiciones de trabajo y su motivación para adoptar estrategias de enseñanza. Curiosamente, estas influencias tienen un efecto más notorio en las prácticas de aula que en los resultados de aprendizaje directos de los estudiantes. Esto sugiere que los líderes escolares deberían priorizar el desarrollo emocional e indirecto del personal y las condiciones laborales para fomentar un ambiente educativo más efectivo, marcando un cambio hacia un enfoque que valoriza los aspectos emocionales y contextuales en la mejora educativa.

Beneficios del liderazgo distribuido

El liderazgo escolar tiene una mayor influencia en los centros y los alumnos cuando está ampliamente distribuido. La eficacia del liderazgo escolar aumenta significativamente cuando se distribuye entre varios miembros y grupos de la comunidad educativa, en lugar de concentrarse únicamente en la figura del director. Un estudio destacado revela que el «liderazgo total», o la suma de todas las influencias de liderazgo en una escuela, se relaciona directamente con mejoras en las condiciones de trabajo percibidas por los maestros, su motivación, compromiso y capacidad. Este enfoque de liderazgo distribuido también explica una significativa variación en el rendimiento estudiantil, siendo esta proporción de dos a tres veces mayor que la reportada en estudios enfocados en la figura única del director.

Cómo distribuir el liderazgo importa

Algunos modelos de distribución son más eficaces que otros. La efectividad del liderazgo escolar y su impacto en los resultados estudiantiles varía según cómo se distribuye el liderazgo dentro de las escuelas. Un estudio de 110 escuelas mostró que aquellas con mejor rendimiento estudiantil lo atribuían a tener una amplia influencia de liderazgo proveniente de varias fuentes, incluidos equipos escolares, padres y estudiantes, además de los directores. En contraste, las escuelas de bajo rendimiento lo atribuían a tener una menor influencia de liderazgo en general. Esto sugiere que el liderazgo, cuando se distribuye entre más personas y grupos, no diluye el poder, sino que puede expandirlo y mejorar los resultados educativos. La investigación continúa explorando cómo los diferentes patrones de distribución del liderazgo, ya sean aditivos (sin coordinación) o paralelos (con coordinación significativa), afectan la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Los estudios preliminares en el sector privado indican que una mayor coordinación en el liderazgo conduce a mejores resultados organizacionales, sugiriendo un paralelo potencial en el ámbito educativo. Esto marca un campo prometedor en la investigación sobre liderazgo educativo, centrado en la importancia de la coordinación y distribución del liderazgo para alcanzar mejores resultados estudiantiles.

Los rasgos que nos convierten en buenos líderes escolares

Un pequeño conjunto de rasgos personales explica una elevada proporción de la variación en la eficacia del liderazgo. Este enfoque se centra en entender por qué algunos líderes son más efectivos que otros y cómo ciertos individuos desarrollan habilidades de liderazgo más rápidamente y a un nivel superior. Aunque hay amplia evidencia sobre las características personales de líderes en el sector privado, el contexto escolar ha sido menos estudiado, especialmente en lo que respecta a rasgos de personalidad o inteligencia de los líderes escolares. Sí existen contribuciones significativas sobre procesos cognitivos y valores de los líderes. Un estudio destacado en EE. UU. examinó la autoconfianza de los líderes escolares, mostrando que factores como un enfoque en el rendimiento estudiantil y la toma de decisiones basada en datos pueden influir en cómo los líderes perciben su propia eficacia. Esta percepción, a su vez, afecta las prácticas de liderazgo y tiene un impacto indirecto en el rendimiento estudiantil. Investigaciones adicionales indican que, en situaciones desafiantes, los líderes escolares más exitosos comparten rasgos como ser de mente abierta, flexibles, persistentes, resilientes y optimistas. Estas cualidades contribuyen a su capacidad para progresar en circunstancias adversas, destacando la relevancia de ciertos rasgos personales en la eficacia del liderazgo escolar.

Este artículo resume parte de la evidencia que demuestra que el liderazgo escolar juega un importante papel dentro del ecosistema educativo. Sin embargo, aunque su peso en la agenda pública y política de organismos nacionales e internacionales está ganando relevancia, aún existe bastante margen de mejora. Se necesita más investigación, evidencia, programas y políticas públicas para optimizar la influencia de este factor en los resultados educativos y el la transformación de la educación.

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