Hace unos días, se presentaban los resultados del Informe GEM 2023, “Educación y tecnología”, con una provocadora pregunta en torno al rol de la tecnología en la educación: ¿una herramienta en los términos de quién? El reporte de la Unesco ofrece un análisis completo sobre esta temática y examina las implicaciones de la tecnología en los procesos educativos, así como su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 4).
El informe enfatiza la importancia de utilizar la tecnología no solo como una herramienta al servicio del aprendizaje, sino también como un medio al servicio de la interacción pedagógica entre docentes y estudiantes. Esto requiere, por un lado, generar más evidencia sobre los efectos reales de las tecnologías en el aprendizaje y, por otro, evaluar críticamente el papel de la industria edtech en los sistemas educativos.
El evento de lanzamiento, llevado a cabo en Montevideo y organizado por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay (MEC) y la Fundación Ceibal, en coordinación con la Oficina de la Unesco a cargo del informe, contó con la participación de diversos ministros de educación, tecnología y comunicaciones, representantes de organizaciones internacionales y regionales, y líderes y expertos en educación del sector público y privado. Es la primera vez que un informe de esta naturaleza se presenta en América Latina y en español.
A la pregunta que da título al informe sobre quién define los términos del debate, le siguen otras referidas a cómo se evalúa su uso o qué tipo de evidencias se usan y qué soluciones ofrece la tecnología a la educación. En palabras de la Directora General de Unesco, Audrey Azoulay, “la pandemia fue la mejor ilustración de lo que la tecnología puede o no puede hacer en favor de la educación. Este informe pone en perspectiva la idea arraigada de que la tecnología siempre es buena y eficaz, de que es una señal de progreso”. En este artículo vemos cómo.
El informe enfatiza la importancia de utilizar la tecnología no solo como una herramienta al servicio del aprendizaje, sino también como un medio al servicio de la interacción pedagógica entre docentes y estudiantes.
La tecnología al servicio de la educación, sin gobernarla
El informe reconoce que la amplia adopción de soluciones digitales en las comunidades educativas durante los últimos 20 años. En efecto, los usuarios de internet en el mundo han aumentado del 16% al 66% entre 2005 y 2022, y se estima que alrededor de 220 millones de estudiantes participaron en cursos en línea para el año 2021. Este fenómeno ha generado un intenso debate sobre el papel de las instituciones educativas, especialmente en niveles superiores, en la formación de la población. Junto a esto, la incorporación de herramientas digitales ha abierto nuevas oportunidades para la gestión y creación de contenidos, así como para el desarrollo de aprendizajes informales y el manejo de datos.
El reporte destaca que las tecnologías pueden llevar contenidos educativos a zonas de difícil acceso o en situaciones de emergencia, mediante estrategias low-tech como la comunicación radiofónica. También subraya cómo la tecnología favorece la accesibilidad y personalización de contenidos para estudiantes con discapacidad, además de su potencial para facilitar la creación y adaptación de recursos educativos a través de herramientas de libre acceso, así como la diversificación de estrategias para el aprendizaje.
Sin embargo, el estudio nos alerta de algunas cuestiones clave: existe poca evidencia sobre los efectos de las herramientas digitales en la formación y el mejoramiento de los aprendizajes, y los datos disponibles suelen provenir de investigaciones financiadas por los propios desarrolladores con fines principalmente comerciales. La rápida evolución tecnológica dificulta su adopción y sus consecuencias han resultado desiguales, lo que podría acrecentar las brechas en el aprendizaje. Además, algunos países han definido habilidades digitales a desarrollar en función de orientaciones de agentes privados sin una clara orientación hacia el bien público. Aún más, no queda del todo claro si los costos y beneficios de la incorporación de tecnologías superan los de formar docentes calificados y promover entornos de aprendizaje inclusivos y de calidad, o si el tratamiento de los datos recopilados por las plataformas se usa para mejorar el bienestar de los y las estudiantes.
En síntesis, el informe nos alerta sobre las luces y sombras de la integración de tecnología en la educación, planteando la cuestión de quién determina el rol de la tecnología en este contexto. La tecnología ¿en los términos de quién?
Una mirada a América Latina
En el marco de la presentación de GEM 2023, ministros de educación de América Latina y más de 100 expertos internacionales, académicos, representantes de organizaciones civiles y del sector privado deliberaron sobre cómo la tecnología se ha transformado en una herramienta de la educación.
En este sentido Pablo da Silveira, ministro de Educación y Cultura de Uruguay, destacó la la importancia de tomar decisiones informadas sobre el uso de la tecnología en el cumplimiento de los objetivos educativos, evitando riesgos y errores. Por su parte, María Brown, ministra de Educación de Ecuador, subrayó la necesidad de contextualizar las iniciativas, mejorar la conectividad en zonas rurales para promover la igualdad y desarrollar ciudadanías digitales en los planes y políticas nacionales, ideas compartidas por otras autoridades de la región.
En efecto, a pesar de las oportunidades que brinda la tecnología en la educación, América Latina enfrenta desafíos persistentes. Un estudio de EdTech Hub sobre el potencial de las tecnologías para mitigar la pérdida de aprendizajes en pandemia (2023) destaca desigualdades sistémicas en los sistemas de la región que afectan la adopción de soluciones tecnológicas y limitan el acceso, uso y participación en programas de aprendizaje.
Por su parte, la encuesta La Voz Docente (SUMMA, 2022) indagó en las percepciones y prácticas docentes en la región también durante la crisis. Los resultados mostraron que más de la mitad de los docentes consultados considera insuficientes los recursos tecnológicos disponibles y enfrentan problemas de conectividad. Por tanto, los hallazgos del GEM reflejan la realidad y las brechas de América Latina y enfatizan la necesidad de redefinir los usos de la tecnología para contribuir a la mejora de oportunidades educativas equitativas y de calidad.
El estudio nos alerta de algunas cuestiones clave: existe poca evidencia sobre los efectos de las herramientas digitales en la formación y el mejoramiento de los aprendizajes.
#TechOnOurTerms
El papel de la tecnología en la educación ha generado intensos debates durante mucho tiempo. Las preguntas son muchas, las respuestas esquivas, la investigación sobre tecnología compleja y la evidencia escasa. Sin embargo, una cosa está clara: la educación es clave para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
Como afirma el informe, las tecnologías de la información y la comunicación pueden contribuir a la equidad y la inclusión, llegando a alumnos desfavorecidos y difundiendo conocimientos en formatos atractivos y asequibles. Sin embargo, también pueden excluir o ser irrelevantes y costosas.
La respuesta a la pregunta que el Informe GEM 2023 plantea en su título debe ser: “Tecnología en nuestros términos”. Porque la tecnología en educación debe ser introducida de manera apropiada, equitativa, escalable y sostenible, basándose en pruebas sólidas que demuestren su beneficio para los estudiantes y complementando la interacción cara a cara con los docentes.
En definitiva, el estudio nos propone una reflexión crítica sobre la tecnología y sus complejidades en el mundo educativo y sobre la necesidad de pensarla como complemento y no sustituto de la interacción humana.
