Primera infancia y tecnologías digitales en Iberoamérica

Primera infancia, educación y nuevas tecnologías. Un trinomio que suscita encendidos debates. Un estudio recientemente presentado por la OEI y la AECID analiza la evidencia científica y la realidad iberoamericana para ayudar a fundamentar políticas públicas sobre el tema. Te resumimos algunas de sus conclusiones.

Primera infancia y tecnologías digitales en Iberoamérica

Lo vemos cada vez con más frecuencia. Niños y niñas que casi no saben andar o apenas dicen sus primeras palabras, absortos frente a la pantalla de un teléfono inteligente o manejando una tablet con mucha mayor soltura que muchos adultos. El acceso de los más pequeños a las tecnologías digitales es un tema que suscita interés y polémica a partes iguales.

Muchos adultos, atraídos por el tiempo y la tranquilidad que les proporciona tener entretenidos a los más pequeños, se muestran partidarios. Otros, preocupados por los efectos que esto podría llegar a tener en el desarrollo social y cognitivo de niñas y niños, se muestran más reacios. Este debate social se traslada también al mundo científico y educativo. Pero, ¿qué dice la evidencia? ¿Cómo casa el uso de la tecnología digital y la primera infancia? ¿Puede ayudar a la educación de los más pequeños? ¿Y de los más vulnerables? Si es así, ¿en qué circunstancias? ¿Cómo lo estamos haciendo?

Un diálogo entre la evidencia científica y las políticas públicas

El estudio Primera infancia en la era de la transformación digital. Una mirada iberoamericana intenta dar respuesta a todas esas inquietudes. La publicación, presentada por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), es un interesante diálogo entre la evidencia científica y las políticas públicas. Su objetivo: producir evidencia que contribuya a la fundamentación de políticas públicas sobre el impacto de la tecnología y la digitalización en el desarrollo de la primera infancia.

Se divide en dos grandes partes: una síntesis del conocimiento actualizado generado a partir de evidencia científica y una descripción de la realidad iberoamericana. Así, mediante un análisis integral en el que participan destacados expertos de la neurociencia, la pediatría, la psicología y la pedagogía, el estudio se centra en la influencia de la tecnología en la primera infancia en dos áreas fundamentales: familia y escuela; incluye los resultados de las más recientes investigaciones en la materia, con especial énfasis en el impacto en el desarrollo neurológico, cognitivo, social y psicomotor de niñas y niños. El informe concluye con la descripción y el análisis de las respuestas que ofrecen las políticas públicas de la región iberoamericana a la relación existente entre transformación digital y primera infancia.

Las voces de la academia

Niños y tecnologías digitales¿Qué nos dice la academia sobre la influencia de la tecnología digital en el desarrollo la primera infancia? Pues el área de la neurociencia nos ofrece ciertas señales de la importancia de los primeros cuatro años, como una oportunidad para el neurodesarrollo. También nos dice que las tecnologías digitales bien planificadas y utilizadas pueden ser, realmente, un aporte a la educación y el aprendizaje, permitiendo muchas veces el acceso y haciendo una educación más inclusiva y con mayor equidad.

El capítulo dedicado al desarrollo cognitivo advierte de que durante los dos primeros años hay que utilizarla con mucha precaución porque, además de ser un periodo muy importante, aún faltan estudios y evidencias. Sin embargo, y una vez más de manera planificada, la tecnología nos ofrece contenidos pedagógicos que pueden sernos de gran utilidad, especialmente para población vulnerable o de desarrollo atípico, que de esta manera podría tener acceso a interacciones de mayor riqueza.

La tecnología también puede constituir una gran ventana de oportunidades para el desarrollo socioemocional de los más pequeños. Por supuesto, la importancia de la socialización, de los padres, de las familias… no pueden ni deben ser reemplazados por la tecnología; sin embargo, esta puede ser un bue complemento a la hora de favorecer ciertos aspectos psicomotores y socioemocionales.

El papel de familias y escuelas es importantísimo y, de hecho, la buena relación entre estas dos instituciones puede ser un muy buen predictor del rendimiento académico de los estudiantes. Por tanto, el estudio plantea la necesidad de favorecer esta relación y aquí la tecnología puede ser un canal, un facilitador.

Resumiendo:

  1. En los primeros años se desarrollan aspectos críticos del desarrollo neurológico, cognitivo, social, emocional y motor.
  2. Con una adecuada planificación, con tiempos acotados, con objetivos claros y contenidos apropiados, el uso de las tecnologías digitales en niñas y niños de la primera infancia puede ser beneficioso para el desarrollo de todas las dimensiones, tomando como prevención que su acceso sea limitado durante los primeros dos años de vida.
  3. Un adecuado uso de las tecnologías digitales puede tener beneficios especiales para población vulnerable o de desarrollo atípico.
  4. El juego tecnológico puede ser un espacio de oportunidades, pero hay que ser conscientes de que no debe reemplazar el juego tradicional, donde las experiencias tienen un valor único.
  5. Se deben resguardar el tiempo y la calidad de las interacciones con otros y con objetos diversos.
  6. La supervisión de un adulto es determinante en este grupo etario para que el uso de las tecnologías digitales sea beneficioso.
  7. Debe existir una capacitación tanto para las familias como para los educadores que implique aspectos tecnológicos, pero también didácticos y pedagógicos. Dicha capacitación permitirá́ que ambos, familia y escuela, interactúen de manera complementaria y constructiva.
  8. Debe asegurarse un acceso a las T+D para todos.

La realidad de las políticas públicas

Primera infancia, educación y tecnologíaLa segunda parte del estudio recoge y analiza información sobe la realidad de 19 países iberoamericanos en torno a la transformación digital y la primera infancia. Y lo hace a partir de cuatro dimensiones. ¿Cuáles son estas dimensiones y cuáles han sido los hechos más destacables que se han observado en cada una de ellas?

  • La estructura y el desarrollo del sistema educativo en el que se enmarca la primera infancia. Con esta dimensión se pretende conocer de qué forma está recogida la primera infancia y la transformación digital en todos los sistemas educativos analizados. Partir del conocimiento real de lo que hay.¿Qué dice la evidencia? La competencia digital es un tema que debería ser prioritario, no solo porque es parte de nuestras vidas, sino porque impacta en la calidad de esta y, en especial, en los niños y niñas de la primera infancia, que están desarrollando aspectos críticos. Por tanto, existe una demanda donde sus interacciones con las tecnologías digitales han de ser planificadas, con objetivos claros y contenidos apropiados.

    ¿Qué nos cuenta la realidad de los países analizados? Todos los países tenían una regulación curricular para la primera infancia; sin embargo la competencia digital estaba muy poco presente en los planes de estudio, encontrándose presente solo en el 50% de los países. También es muy limitada la construcción de contenidos asociados a las tecnologías digitales (solo 7 de 19 países reportan desarrollarlos).

 

  • La organización escolar en la primera infancia y las tecnologías digitales. Cómo se organizan los espacios escolares en la primera infancia y cuál es el lugar que, dentro de estos espacios, ocupa la tecnología.¿Qué dice la evidencia? La evidencia es contundente al identificar que debe existir claridad en la selección del material que se utilizará con niños y niñas de la primera infancia. Los contenidos, el tiempo, los objetivos y las actividades elegidas serán determinantes para asegurar un impacto positivo de la interacción con las tecnologías digitales.

    ¿Qué nos cuenta la realidad de los países analizados? Todos los espacios (aseo, nutrición, juego, psicomotricidad…) están muy bien diferenciados; pero, al igual que en el caso anterior, se nota una carencia a la hora de contemplar un espacio de trabajo digital con los niños. Son pocos los países (8 de 19) los que establecen, mediante normativa, requerimientos de equipamiento tecnológico, uso de software educativo y/o recursos didácticos para la primera infancia en los centros escolares.

  • Políticas y programas desarrollados en primera infancia y tecnología digitales. Comprobar las propuestas que se han hecho, desde cada país, una vez que se produce la pandemia de COVID-19.¿Qué dice la evidencia? El acceso a la conectividad es vital para asegurar la equidad y la calidad en la educación de niñas y niños de la primera infancia. También lo son, y mucho, la formación docente en TIC, la promoción del uso de las nuevas tecnologías en toda la comunidad educativa y la mejora del equipamiento tecnológico.

    ¿Qué nos cuenta la realidad de los países analizados? Dadas las circunstancias, los países han implementado programas educativos de continuidad de carácter extraordinario que incorporan el uso de la tecnología. La principal barrera de la que han informado los países para continuar con los contenidos curriculares ha sido el propio acceso a la conectividad. Resulta, sin embargo, relevante y significativo que el 47% de los países ha realizado estudios sobre la utilización de tecnologías digitales para el desarrollo de las actividades educativas, ya que esto demuestra que son o quieren ser conscientes de los retos a abordar y van a trabajar en ello durante los próximos años.

  • Experiencias reseñables. Dar a conocer experiencias innovadoras que hayan tenido lugar en los países analizados. Así, se destacan experiencias innovadoras, replicables y sostenibles como los Cuentos de Panamá, Viajes Culturales de Fin de Semana, Crecer con Cariño o Cuentos que Viajan. El estudio destaca la alta capacidad que han tenido los centros educativos para adaptarse y reinventarse con el fin de continuar siendo garantes del derecho a la educación de los niñas y niños de la primera infancia.

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