Historias

Me llamo Cristiano y me encantan las matemáticas

Cristiano Ruiz

ProFuturo es un programa de educación digital puesto en marcha por Fundación Telefónica y Fundación “la Caixa” para reducir la brecha educativa en el mundo a través de una educación digital de calidad a niños y niñas en entornos vulnerables. Nos apoyamos en la tecnología y en metodologías innovadoras de enseñanza para que docentes y alumnos desarrollen competencias para hacer frente a los retos del s. XXI. Desde su nacimiento en 2016, hemos llegado a 40 países de Latinoamérica, El Caribe, África y Asia, mejorado las oportunidades de  casi 20 millones de niños y niñas y formado a más de 915 mil docentes.

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«Las matemáticas son más fáciles que cualquier otra cosa, mucho más que el idioma kambeba. Me encantan.»

Profuturo sueña con los 10 millones de niños que que tendrán educación de calidad en 2020.
Foto: Jesús González

La Escuela Municipal Kanata T-Ykua se sostiene entre selva y río con la ilusión de una comunidad que cree firmemente que la edu- cación es su mejor herramienta para viajar al futuro. Un futuro que conecta la tradición con lo global, el relato oral con la tecnología más sofisticada, y que hace realidad la igualdad de oportunidades para niñas y niños de las poblaciones más desfavorecidas.

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de niños, niñas y adolescentes están fuera del sistema educativo.

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Foto: Jesús González

Tras asearse, vestirse y desayunar plátano frito cultivado en su comunidad, Cristiano coge la mochila, sale de su pequeña casa de madera y pone rumbo a la escuela, atravesando un bosque todavía húmedo por el rocío de la noche. Hace una pausa para saludar a sus antepasados, enterrados en el cementerio local. «Nuestros abuelos nos protegen», dice el niño mientras reemprende el rumbo a clase.

2,8 millones en la etapa de educación primaria
Foto: Jesús González

Tras asearse, vestirse y desayunar plátano frito cultivado en su comunidad, Cristiano coge la mochila, sale de su pequeña casa de madera y pone rumbo a la escuela, atravesando un bosque todavía húmedo por el rocío de la noche. Hace una pausa para saludar a sus antepasados, enterrados en el cementerio local. «Nuestros abuelos nos protegen», dice el niño mientras reemprende el rumbo a clase. 

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Cristiano sueña con ir a la universidad y con ser un conocido futbolista, pero a veces también tiene pesadillas con el río y los caimanes.

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Cristiano está en cuarto y ya sabe leer y escribir. En clase, juega e interactúa con sus compañeros, pero siempre obedeciendo las reglas y sin desafiar al maestro. La escuela indígena trabaja mezclando el conocimiento tradicional, que se transmite de generación en generación, con un plan de estudios convencional. «Nuestra gente tiene una tradición oral muy fuerte, por lo que hacemos proyectos de narración de cuentos que resumen las historias de Curupira, la Ma- dre de la Selva, Boto…», dice Raimundo, que además de director de la escuela también es uno de los responsables de la revitalización de la lengua kambeba. «Con el tiempo, estas historias se olvidan, pero los niños necesitan conocerlas. También aprovechamos la oportunidad para trabajar en el conocimiento de las herramientas tradicionales de caza y pesca de los pueblos indígenas»

El impacto de la covid-19 en la historia de Cristiano

La de Cristiano no es una historia ajena a la pandemia. Brasil es uno de los países latinoamericanos que más ha sufrido las consecuencias de la covid-19. UNICEF señala que las familias con niños, niñas o adolescentes fueron las más afectadas por la crisis. Los confinamientos y el parón de las clases presenciales han disparado la tasa de deserción escolar: según un estudio de Datafolha, el 8,4 % de los estudiantes a partir de 6 años matriculados antes de la pandemia (4 millones aprox.) han abandonado los centros de enseñanza.

Amazonas, el estado donde vive Cristiano, fue el primero en reabrir los colegios públicos tras cinco meses cerrados. Por suerte, el pequeño tuvo la oportunidad de volver lo antes posible a su rutina. Ojalá su historia vuelva también a la normalidad y pueda seguir sin interrupciones el camino al futuro que se merece.

La de Cristiano no es la única historia que cuenta en primera persona el poder transformador de la educación digital. Puedes descubrir las de Emilia (Angola)Nicole (Filipinas) y muchas más en la web de ProFuturo