La investigación-acción en pensamiento computacional

El docente que enseña pensamiento computacional no debe ser un gran experto en matemáticas, ni en robótica o programación. A diferencia de otras disciplinas docentes, que se prestan menos a la experimentación, el pensamiento computacional nos permite ejercitar la metodología de la investigación-acción que no es otra cosa que aprender haciendo, a través de un proceso de planificación, acción, reflexión y cambio entendido y construido desde la práctica y que pretende mejorarla a través de su transformación.

La investigación-acción en pensamiento computacional

La enseñanza del pensamiento computacional es un gran ejemplo de cómo la tecnología puede ejercer de nexo de unión entre el aprendizaje y la sociedad, ayudando a la resolución de problemas y contribuyendo a mejorarla. Los buenos proyectos pedagógicos de pensamiento computacional se adecuan a la realidad social en la que se insertan, a las necesidades sociales e inquietudes de sus alumnos (Pereiro y Penas, 2017). Y ayudan a transformar y a mejorar esa realidad. Recordemos lo que nos contaba en este sentido Beatriz Ríos, coordinadora de educación en Fundación Telefónica Movistar Uruguay: “El gran valor que tiene el pensamiento computacional justamente es la posibilidad de lo divergente, el poder ir por diferentes caminos y poder ser constructor del tuyo propio… Entender que todas las respuestas son posibles. Que el cambio es posible. Así, chicos que vienen desde situaciones de violencia muy fuertes en muchos casos, empiezan a tener una capacidad de escucha, empiezan a respetar tiempos, empiezan a gestionar los tiempos desde otro lugar, empiezan a entender que lo que el otro dice también es válido, que son escuchados, lo que mejora su autoestima. El pensamiento computacional les da la posibilidad de poder ampliar su mundo y sus posibilidades: empiezan a ver que, de poco a poco, van pudiendo, van resolviendo; y eso es sumamente valioso porque, muchas veces, no solo plantean cambiar su situación, sino cambiar la situación de su contexto, cosas que sus padres ni se las habían imaginado o no se lo creían.” (Puedes ver un resumen del conversatorio de pensamiento computacional aquí).

Por otro lado, hemos visto cómo las propuestas didácticas basadas en el pensamiento computacional son muy adaptables a los diferentes contextos en los que se aplica y a los distintos niveles de estudiantes y profesores. Todo esto lo convierte en una práctica pedagógica muy adecuada para desarrollar la investigación-acción. La investigación-acción es una forma de entender la enseñanza como un proceso constante de investigación. El docente reflexiona sobre su propia práctica y va introduciendo mejoras en sus métodos de enseñanza y de aprendizaje. Aprender haciendo. Aprender a través de la planificación, la acción, la reflexión y el cambio (Pérez Van-Leenden, 2019). Y aprender junto a los estudiantes. Con el pensamiento computacional, el docente experimenta, testa, investiga junto a sus alumnos nuevas formas de desarrollar el pensamiento lógico-matemático a través de proyectos pequeños y progresivos. A la vez que van actuando, pueden ir viendo qué les viene mejor y qué les funciona menos.

¿Cuál es la mejor forma de aplicar la investigación-acción a la docencia? Según Esperanza Bausela, el proceso se resume en cuatro fases: A) Diagnóstico y reconocimiento de la situación inicial. B) Desarrollo de un plan de acción, críticamente informado, para mejorar aquello que ya está ocurriendo. (C) Actuación para poner el plan en práctica y la observación de sus efectos en el contexto que tiene lugar. (D) La reflexión en torno a los efectos como base para una nueva planificación (Bausela, 2004).

Los maestros y maestras, que no tienen que ser grandes expertos en programación ni en robótica para enseñar pensamiento computacional, pueden utilizar la investigación acción aplicando estas fases que, si van acompañadas de una propuesta didáctica sólida, con suficientes recursos de formación, evaluación y acompañamiento les permitirá ir aprendiendo sobre la marcha, no solo sobre pensamiento computacional, competencia digital, programación, robótica o diseño e impresión 3D, sino también acerca de nuevas metodologías y estrategias que llevar al aula para mejorar la experiencia de aprendizaje de sus estudiantes.

REFERENCIAS

Bausela Herreras, Esperanza (2004) La docencia a través de la investigación-acción. Revista Iberoamericana De Educación, 35(1), 1-9. Recuperado de https://rieoei.org/RIE/article/view/2871

Pereiro, M., & Penas, Y. (2017). Pensamiento computacional: creación y desarrollo de aprendizajes y conocimientos reales desde una perspectiva inclusiva y de compensación de las desigualdades. Revista de Estudios e Investigación en Psicología y Educación, (13), 347-351. https://doi.org/10.17979/reipe.2017.0.13.3228

Pérez-Van-Leenden, M. (2019). La investigación acción en la práctica docente. Un análisis bibliométrico (2003-2017). Magis, Revista Internacional de Investigación en Educación, 12 (24), https://doi.org/10.11144/Javeriana.m12-24.ncev

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