Historias

Me llamo Emilia y quiero ser independiente

Emilia Claudete

ProFuturo es un programa de educación digital puesto en marcha por Fundación Telefónica y Fundación “la Caixa” para reducir la brecha educativa en el mundo a través de una educación digital de calidad a niños y niñas en entornos vulnerables. Nos apoyamos en la tecnología y en metodologías innovadoras de enseñanza para que docentes y alumnos desarrollen competencias para hacer frente a los retos del s. XXI. Desde su nacimiento en 2016, hemos llegado a 40 países de Latinoamérica, El Caribe, África y Asia, mejorado las oportunidades de  casi 20 millones de niños y niñas y formado a más de 915 mil docentes.

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«La clase de las tabletas es una de las favoritas de Emilia. El profesor acude a la clase y explica cómo manejarlas para aprovecharlas al máximo; así también comprueba de primera mano la eficacia del programa.»

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es el total de niños que no acuden regularmente a la escuela
Foto: Jesús González

La curiosidad ilimitada de Emilia y su batería incesante de preguntas, que lanza como una metralleta a todo aquel que se cruza en su camino, la han llevado a hacerse amiga de Manuel. Cuando visita la escuela, el responsable de zona intenta responder, con paciencia y divertido, a todas las cuestiones que le plantea la niña y le explica las distintas funciones de las tabletas del aula digital.

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256 escuelas en las que Profuturo está presente en Angola.

Foto: Jesús González

Angola era considerado hasta hace poco uno de los países más difíciles para la infancia. En 2015, en Angola se registraron 167 muertes de menores de cinco años por cada mil nacimientos.

Como coordinador de zona de ProFuturo, Manuel se reúne de forma periódica con los profesores y directores de las cinco escuelas de las que es responsable para impartir la formación presencial que estos reciben de forma regular durante todo el programa; para resolver las dudas que puedan tener respecto al uso de la plataforma pedagógica digital diseñada por ProFuturo.

Foto: Jesús González

Manuel visita los centros escolares para acompañar a profesores y alumnos del programa ProFuturo.

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Emilia, como su amiga Ana, sueña con tener una casa de ladrillos y brillar con luz propia.

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La jornada de Emilia empieza temprano ayudando a su madre en las tareas domésticas, que incluyen limpiar la casa e ir a recoger agua para el aseo de la familia. Cuando ha terminado, Emilia se pone la mochila y emprende el camino al colegio, la escuela Nuestra Señora de Fátima.

En su camino al colegio, algunos compañeros de Emilia tienen que atravesar montañas de escombros y basura, pero ya están acostumbrados y no le dan demasiada importancia a la miseria que los rodea porque tienen un solo objetivo en mente: aprender y disfrutar con sus compañeros.

Emilia comparte su entusiasmo por el colegio con su amiga Ana Bernarda Enoque, de doce años, cuya familia llegó a Luanda en el año 2000 huyendo de la Guerra Civil, que se cebó especialmente con el entorno rural, donde en la actualidad aún quedan enterradas numerosas minas antipersona. Emilia y Ana suelen ensoñar en voz alta: se imaginan un futuro en el que tienen una casa de verdad, de ladrillos, y en el que gozan de tantos derechos como el resto de sus compañeros varones de clase.

Al finalizar las clases, Emilia, Ana y sus compañeros se entretienen en el camino de vuelta a casa: juegan al fútbol o con juguetes hechos de latas y palos, corretean de un lado a otro, etc. Los niños y niñas no dejan de serlo aun cuando no viven en el mejor entorno para hacerse mayores; de hecho, Angola era considerado hasta hace poco uno de los países más difíciles para la infancia. En 2015, en Angola se registraron 167 muertes de menores de cinco años por cada mil nacimientos.

Emilia y Ana se divierten perdiéndose entre los enormes bosques de edificios en construcción de su barrio. Se sientan y comparten confidencias, se esconden entre los bloques de cemento y juegan a imaginarse que una de esas viviendas es su casa y que, gracias al colegio, a la educación y a ProFuturo, su sueño se ha hecho realidad.

El impacto de la covid-19 en la historia de Emilia

La historia de Emilia dio un giro de 180 grados en marzo de 2020. Su día a día se vio de pronto interrumpido por la pandemia, llevándola a ella y a más de 11 millones de alumnos de primaria y secundaria lejos de las aulas. Pero, por suerte, el cierre de las escuelas está siendo ya cosa del pasado. Angola es uno de los países africanos que mejor ha resistido el embate del virus. Gracias a su favorable evolución epidemiológica, las aulas empezaron a recibir de nuevo a sus alumnos a partir de febrero. 

Desde entonces, Emilia está otra vez inmersa en la aventura de su aprendizaje y esperamos que su ilusión y ganas de comerse el mundo sigan estando tan vivas como antes. 

La de Emilia no es la única historia que cuenta en primera persona el poder transformador de la educación digital. Puedes descubrir las de Cristiano (Brasil)Nicole (Filipinas) y muchas más en la web de ProFuturo